Sal, tu cerebro te lo va a agradecer.

Sal, tu cerebro te lo va a agradecer.

Sal tu cerebro te lo va a agradecer. Hoy más que nunca el ritmo de vida coloca a nuestro cerebro al borde del colapso, el día a día dentro de una oficina viendo a nuestra computadora y haciendo lo mismo en nuestra casa con un televisor o nuestro smartphone, parecería de lo más habitual, sin embargo hoy los estudios nos dicen que estos hábitos nos acercan aún más a las enfermedades mentales como depresión o ansiedad.

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La pregunta es, ¿entonces la naturaleza aporta algo a nuestra salud mental? la respuesta es contundente: sí.

Un estudio publicado por un investigador de Stanford midió entre los participantes la tendencia a «sobre reflexionar»- una tendencia, por lo general negativa, de pensamiento, juicio y cuestionamiento interno severamente relacionado con el riesgo de padecer depresión; antes y después de caminar, en áreas con vegetación o urbanas concentradas.

Aquellos que lo hicieron en áreas más despejadas y con vegetación reportaron menor tendencia a «sobre-reflexionar» y mostraron menor actividad neuronal en la zona del cerebro relacionada a las enfermedades mentales. El estudio sugiere que los espacios verdes y abiertos son vitales para nuestra salud mental y que bastan 20 minutos.

Otros estudios señalan que «20 minutos al día en un ambiente rico en vegetación han demostrado mejorar la vitalidad de las personas» la naturaleza beneficia a nuestro cerebro, escaneos mentales lo revelan «Cuando vemos escenarios repletos de vegetación, áreas del cerebro relacionadas con la estabilidad o empatía se activan, esas mismas áreas se activan cuando vemos una foto de algún ser querido.

Posiblemente la teoría de E.O Wilson es verdad y nuestra parte primitiva se siente más feliz en sus orígenes, la naturaleza. Sal, tu cerebro te lo va a agradecer.